El Hombre Hormiga.
Minimae Et Maximus.
Ciertamente cuando crean una franquicia en Hollywood, hay ciertos aspectos que van dejando atrás, otorgando espacios a lo visual por sobre lo narrativo. Pero cuando se trata de hacer algo diferente nos damos cuenta que la tarea no es difícil, pero tampoco algo de mero trámite, si pensamos que, a modo de ejemplo, tenemos ese alumno diferente en una sala de clases, que si bien puede ser del montón, al observarlo te das cuenta que tiene ese ángel que otros no.
Ahora, pensando en nuestro insectoide héroe, a simple vista tenemos no solo a otro héroe americano de la factoría de Marvel Comics, sino que también tenemos el paria, marcando un antes y un después de este elástico que hace rato debió haberse cortado, pero que después de todo, y como decía Santo Tomas de Aquino, “todo orden de cosas debe tener un principio, centro y un fin”, lo que significa que en esta historia sobrepone todo lo que han venido armando desde hace un buen tiempo amen de los grandes señores.
Ahora, la historia de Scott Lang viene siendo la segunda parte del real Hombre Hormiga, quien fuera Hank Pym (magistralmente interpretado por Michael Douglas), el mentor de Tony Stark, quien ordenadamente trataron de alejar de la otra historia, pensando en otro mundo, otro momento y con otro lugar. Obteniendo el resultado perfecto en la ecuación de entretener a un público que cada vez exige más de este grupo de héroes y que con el tropiezo de Los Vengadores: La Era de Ultron, la cual logro distanciar al público o más bien cansar.
Pero, ¿Qué lo hace tan especial?, su elenco perfectamente elegido, teniendo en cuenta que Hank Pym tenía fama de conquistador y playboy, por lo que el señor Douglas calzo perfecto con el papel, o que Paul Rudd (al igual que con Robert Downey en Iron Man) lo asocias perfectamente con la personalidad de Lang, por lo mismo hay ciertos toques que hacen de esta película esa obra intermedia perfectamente alienada, algo así como El Imperio Contraataca o El Templo de la Perdición, que en algún momento fueron parte de sus respectivas historias y que tienen esos elementos anexos que logran separar de una potencial continuación, amén de su historia rutinaria pero con la argumentación de su anterior o posterior, con esto Ant – Man, viene siendo un personaje autosustentable y sin relación alguna con sus pares, por lo que tenemos como resultado final, una magna obra, avenido en pequeño envase.
Pero esta es otra historia…